

MINI ha decidido matar dos pájaros de un tiro con este lanzamiento, por un lado los 50 años del coche presentado por Alec Issigonis en 1959 y que iba a cambiar el mundo del motor por sus pequeñas dimensiones y por otro lado recuerda el primer título de campeón de Fórmula 1 obtenido por John Cooper ese mismo año a mandos de un Jack Brabham.
Esta edición limitada presenta mejoras técnicas y estéticas que le convierten en el Mini más potente y agresivo construido jamás.
Su estética salvaje se refuerza con el contraste de colores en su carrocería, el predominante es un verde carbono (verde Connaught) típico de los coches ingleses de carreras en los años 50 y 60, que combina a la perfección con el blanco y el negro granito del fondo de los grupos ópticos bixenón y de las llantas de aleación John Cooper Works. Para darle un aspecto todavía más deportivo y exclusivo el World Championship 50 monta numerosos elementos en fibra de carbono; como en el marco de entrada del aire, en el difusor trasero o en ambos retrovisores.
El corazón de este Mini John Cooper lo ocupa un propulsor de 1.600 cc dotado de turbocompresor y de inyección directa de combustible que es capaz de entregar la nada despreciable cantidad de 211 CV de potencia. Todos estos caballos ofrecen la posibilidad al Mini de alcanzar los 238 Km. /h de velocidad punta y pasar de 0 a 100 Km./ h en 6,5 segundos.
En su interior destacan los asientos tapizados en piel de color oscuro y calefactables, navegador GPS, sensor de ayuda al aparcamiento, tecnología Bluetooth y un equipo de sonido Harman Kardon.
De las 250 unidades a fabricar en Oxford, 100 unidades son para el mercado británico y el resto para Europa, su precio rondará los 40.000 euros.