

Este deporte ha sido patentado por un suizo, Joe Steiner, lo ha llamado Airboarding y según él es apto para todos los públicos. El artefacto sobre el que se desplazan se transporta fácilmente, es inflable, está fabricado en Kevlar y se maneja gracias a dos asas. Para girarlo basta con desplazar el peso de nuestro cuerpo hacia uno u otro lado, parecido a lo que haríamos con unos esquís o una tabla de snowboard, pero en este caso con la parte superior del cuerpo. Para frenar usamos la misma técnica que con los esquís, girar 90 grados. Esta especie de bodyboard hinchable permite saltar y hacer giros en el aire.
El éxito del invento ha permitido que varias estaciones de esquí hayan habilitado pistas para su práctica. Existen modelos incluso para niños y su escaso peso, 3 kilos, le convierten en un complemento ideal para llevar con las raquetas de montaña. Se transporta desinflado, a modo de mochila.
Es posible practicarlo libremente en la montaña o en diferentes estaciones de esquí que ofrecen pistas, de forma exclusiva o en un horario determinado. Entre ellas destacaremos Vallnord (Andorra); estaciones de los Alpes como Courchevel, Les Deux Alpes, Val Thorens o Davos; y cruzando el charco Vermont, Utah o Sugar Brown.
Para los más interesados, el precio de este artilugio es de unos 140 euros y el mismo así como cascos, gafas y demás complementos se pueden adquirir en www.airboard.com.
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