

Bautizado como Lexus LS 600h L Landaulet, el híbrido japonés se ha convertido en uno de los vehículos más caros del mundo en su clase. El apellido Landaulet le ha sido impuesto por tratarse de una limusina con la parte trasera descubierta, precisamente una de las partes del coche más complicadas de completar y en la que ha sido necesario emplear la última tecnología aeronáutica para cumplir con los requisitos de seguridad impuestos.
Mientras la trasera puede ir descubierta, la parte delantera donde viaja el chofer permanece completamente cerrada. Se calcula que han sido necesarias unas 2.000 horas de trabajo para fabricar tan impresionante vehículo cuyo precio no ha sido desvelado.
En su construcción se ha contado con uno de los carroceros más conocidos del mundo, el belga Carat Duchatelet, quien para cubrir la zona descapotada optó por un policarbonato de una sola pieza con un espesor constante de 8 milímetros y cuyo peso es de sólo 26 kilogramos. Para su construcción se han empleado las mismas técnicas que se usan para fabricar los cristales que protegen las cabinas de los aviones de combate.


Además, el Lexus LS 600h L Landaulet ha visto reforzado su chasis (sobre todo en su parte trasera y por motivos de seguridad) con una serie de estructuras en forma de panal de abeja construidas en materiales tan resistentes como el kevlar (empleado en los chalecos anti-bala o en las cubiertas de los portaviones) y la fibra de carbono.
El híbrido elegido por los responsables del evento completó su recorrido por las calles de Mónaco en modo eléctrico, por lo que no emitió sustancia contaminante alguna a la atmósfera, ni hizo ruido alguno.
Imágenes Lexus.